A la hora de planificar las vacaciones intentamos atar siempre todos los datos, gastos, reservas y consejos para disfrutarlas, pero para vivirlas como se merecen mejor no olvidarnos del cuidado de nuestros dientes.

¿Qué necesitas en tu maleta?

Cepillo de dientes: Tu compañero inseparable también en vacaciones. Tu cepillo debe ir contigo ya sea eléctrico o manual, o como suele ser habitual, de viaje. Procura llevarlo dentro de un estuche o neceser, o incluso directamente en el bolso si tiene su propia tapa. Si tiene cierta ventilación se secará correctamente después de ser usado, evitando que la humedad genere bacterias después del cepillado.

Hilo dental: Es el complemento perfecto para evitar la acumulación de placa y existe en formato de viaje, por lo que no hay excusa para lucir una sonrisa limpia después de cada comida.

Botiquín de emergencia dental: Si tu viaje transcurre en lugares en los que puede ser complicado disponer de un especialista odontólogo, lleva contigo además un kit de urgencia. Este kit puede componerse de analgésicos, toallitas antibacterianas, pinzas, cera dental… Este botiquín es necesario que esté adaptado en función de tus necesidades: si llevas ortodoncia, dentadura postiza, etc.

Enjuague bucal: El aliento no debe resentirse nunca y mucho menos en vacaciones. Un enjuague bucal de viaje no ocupa tanto como para ser molesto y es esencial en tu salud bucodental.

Tarjeta de seguro dental: Las cosas también suceden cuanto te estás divirtiendo, por lo que mejor no necesitarla, pero mejor aun tenerla a mano si la necesitas.

Antes y después de vacaciones

Antes de irte de viaje con una sencilla revisión te evitarás sorpresas. El objetivo es divertirse y tener todo el tiempo del mundo para disfrutar. Durante el viaje puedes notar alguna molestia, por ejemplo en el avión por las diferencias de presión. También solemos modificar nuestros hábitos alimenticios abusando de azúcares, y muchas veces nos saltamos un cepillado.

Para evitar sorpresas es preferible salir de dudas mediante una visita al dentista nada más volver para alargar la sonrisa que nos deja unas buenas vacaciones.

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